La caries es una sombra que acecha a los niños. Es la enfermedad bucal más común, detectada en uno de cada tres menores de 6 años. Por ello, todo lo que puedas hacer para evitarla es bienvenido.
Una de las sugerencias más extendidas de los odontopediatras es que la higiene bucal del niño se inicie desde sus primeros días, cuando aún es lactante, limpiando con una gasa húmeda su boca después de comer.
Más adelante, cuando aparece el primer diente, debe ser cepillado con delicadeza y cuando ya el niño tiene edad suficiente, simplemente supervisar su cepillado.
En esa etapa, hay muchos factores a tomar en cuenta y aquí te damos algunos tips.
• Escoger el dentífrico adecuado es una tarea en la que puede ayudar el dentista. Desde el primer diente debe elegirse una pasta con flúor.
La Sociedad Española de Odontología Pediátrica (SEOP) recomienda una concentración de 500ppm entre los seis meses y los dos años y hasta los seis años con una concentración entre 1000 y 1450 ppm de flúor.
• Luego, el cepillado debe ser el adecuado. Los padres y tutores deben hacerlo mientras el niño no pueda hacerlo solo, y luego supervisarlos hasta que sea una rutina impecable, un habilidad que se consigue, aproximadamente, a los 7 años, cuando ya han empezado a caer los primero dientes.
• Por supuesto, no dejar de asistir al dentista infantil es fundamental, por lo menos una vez al año. Las visitas frecuentes sirven para crear una costumbre para el futuro y ayudan a prevenir males mayores y gastos innecesarios. Claro que también debes llevarlo si tiene algún dolor o incomodidad.
• Vigilar la dieta de los niños es primordial, porque la ingesta excesiva de azúcar puede provocar un descontrol de las bacterias que provocan la caries y otras enfermedades. Por ejemplo, la OMS recomienda no tomar más de cinco cucharaditas al día incluyendo las de los productos industriales. Será mejor darles agua en vez de refrescos y zumos azucarados, evitar la bollería industrial y ofrecerles frutas y alimentos naturales, como verduras.